Aproximación profesional sobre tecnología y discapacidad. Domingo José Sampedro Lirio, ingeniero mecatrónico

La tecnología como elemento diferenciador de las discapacidades humanas.

Si preguntamos a la gente de nuestro entorno sobre qué es la tecnología y cómo afecta a sus vidas, podremos encontrarnos con diversas respuestas, desde que es un algo que nos entretiene y nos da la posibilidad tener a nuestros seres queridos cerca, hasta que nos ha mejorado la calidad de nuestras vidas; agua potable en casi cualquier lugar, uno o varios dispositivos con los que comunicarnos con el exterior (teléfonos móviles, ordenadores, televisiones,…), mejores infraestructuras y mejores herramientas en general.

Si tuviéramos que dar una definición más o menos precisa de qué es la tecnología, podríamos decir que son el conjunto de conocimientos, herramientas y destrezas que nos permiten solucionar problemas con el fin de satisfacer las necesidades humanas.

Ahora bien, si hablamos de necesidades humanas, podemos hacerlo desde un punto de vista social, tal y como se ha mencionado anteriormente, o desde un punto de vista más individualista, considerando este como las herramientas y/o capacidades particulares que requiere un individuo para desempeñar las labores de su vida, y, por tanto, ser capaz de satisfacer unas necesidades principalmente básicas, manera autosuficiente. La mayor parte de nosotros somos capaces de cubrir esas necesidades innatamente. Sin embargo, también existe una gran cantidad de personas que debido a las limitaciones físicas o mentales (o ambas) que poseen, requieren de la asistencia de un personal humano especializado, y cada vez más, de un servicio tecnológico que sirve de soporte para este personal humano y mejora la calidad de vida de estas personas.

De momento, y aunque día a día los avances tanto en ciencia como en tecnología son más grandes, solo se han obtenido soluciones parciales o paliativas para este problema con el que tantas personas viven a cada momento de sus vidas. Ejemplo de esto son los ascensores, los montacargas para gente que no puede subir escaleras, las sillas de ruedas motorizadas que pueden controlarse con suaves movimientos con de mano, los tratamientos médicos, los avances en rehabilitación, las prótesis biónicas para extremidades perdidas o los exoesqueletos pediátricos, están cada día más presentes, más aceptados y más normalizados en nuestra sociedad. Y aunque estas soluciones son merecedoras de un reconocimiento enorme, bajo mi punto de vista siguen siendo parciales, ya que no permiten al usuario desarrollar completamente todas sus funciones básicas de forma autosuficiente.

Estas limitaciones no solo afectan a un nivel físico, sino también a nivel mental. La carga psicológica que pueden soportar estas personas puede ser enorme, afectando por partida doble a su calidad de vida, por tanto, y bajo la premisa anterior, la creación y mejora de dispositivos biotecnológicos y biomédicos pasaría a ser un objetivo principal para el desarrollo tecnológico.

Dicho esto, resulta lógico hacerse dos preguntas; por qué aún no se han solucionado estos problemas que resultan ser tan urgentes y dónde se encuentran los límites de la tecnología. Sin entrar en materia y simplificando, concluimos que la tecnología está limitada principalmente por la ciencia, y esta a su vez, por el tiempo y por el dinero. Esto no significa necesariamente que haya que resignarse y esperar. La tecnología también destaca por proponer soluciones creativas que suelen alcanzarse comúnmente con la colaboración entre equipos multidisciplinares (no únicamente científicos, ingenieros o técnicos, sino también psicólogos, trabajadores sociales, médicos, artistas, y por supuesto, de los propios usuarios para los cuales están destinados estos dispositivos, sin ellos, por mucho empeño que se ponga, difícilmente se llegará a la mejor solución para el problema).

El componente humano actúa como elemento diferenciador a la hora de solucionar un problema típicamente tecnológico, sin él, la tecnología podría llegar incluso a ser contradictoria y por tanto, carente de sentido y razón.

María Belén Sampedro Lirio

Maria Belén Sampedro Lirio, trabajadora social graduada por la Universidad de Jaén con especialización en Dependencia e Igualdad en la Autonomía personal y Formación Ocupacional.

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