María Belén Sampedro Lirio Cotidianamente hemos podido escuchar en nuestro entorno usar estos conceptos de forma símil llegando a la confusión y confrontación….entonces, ¿Cuál es la respuesta que se esconde ante esta cuestión? Bien, debemos afirmar que NO contienen el mismo significado, sin embargo, el contexto cultural que nos rodea puede y llega a contribuir a la distorsión y disociación de dichas conceptualizaciones.
Quizás en este momento te estés preguntado, CÓMO contribuye la CULTURA a generar esta confusión. Para la explicación de este fenómeno destacaremos dos fenómenos,
1. Evolución histórica en torno al concepto de discapacidad. A lo largo de la historia han existido diferentes modelos que han intentado explicar el fenómeno de la discapacidad, cada uno de ellos con una forma de intervención diferentes, así pues nos encontrábamos con,
a. El modelo de la prescindencia. Surgió en la Edad Media, tiene vertiente religiosa y se caracterizaba por el exterminio.
b. El modelo médico rehabilitador. Apareció en el siglo XX, tenía como fin «reparar, curar la discapacidad»
c. El modelo social. Este modelo es por el cual se lucha en nuestro contexto actual para que impere de forma decisiva.
2. El paternalismo de la sociedad, con ello me refiero a la infantilización a la cual someten a las personas con discapacidad generando la FALSA imagen de que una persona con discapacidad NO es CAPAZ por lo que les restringe su AUTONOMÍA creando DEPENDENCIA.
Entonces…¿Qué es la dependencia? Una persona dependiente es aquella que presenta limitaciones para realizar una o varias actividades básicas de su vida, como vestirse, lavarse, cocinar o hacer la compra. La persona dependiente necesita de la ayuda de otra persona, para poder hacer frente a sus actividades diarias.
